La declaración de fe de La Universidad SEL es una declaración breve de principios evangélicos esenciales. Esta declaración permite la colaboración de personas de distintas denominaciones y tradiciones evangélicas, sin perder la continuidad con la posición evangélica histórica y provee un punto preciso de referencia para los que no comparten nuestra fe que les permite comprender, evaluar y cooperar con nuestra institución y nuestro programas.
Los organizadores de la Universidad SEL no optaron por una declaración doctrinal detallada, como las confesiones eclesiásticas históricas, sino por una declaración contemporánea breve de principios no negociables y lo más universal posible. El modelo para la declaración de fe fue la declaración internacional de 1919 de defensa de los fundamentos bíblicos del movimiento evangélico. Los lemas de la escuela de formación de pastores son citas bíblicas: “Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad” (II Ti. 2:15) y “..puesto para la defensa del evangelio..” (Fil.1:17).
Los directivos y profesores de la Universidad SEL creemos que la salud y el futuro de las iglesias peruanas, y de la sociedad peruana dependen de la comprensión de, y la obediencia a, la palabra de Dios. Creemos que esta palabra fue dada a la humanidad en forma normativa, a través de los autores bíblicos, y que está disponible en las páginas de las sagradas escrituras. Recomendamos y defendemos esta postura con rigor académico, disciplina y cortesía, y dentro de este marco epistemológico promovemos el debate, la reflexión y la investigación para preparar mejor a futuros líderes para el Perú.
Como institución creemos y defendemos las siguientes doctrinas básicas:
- La Santa Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios en su eternidad y tres personas iguales en poder y gloria.
- El estado universal del pecado y culpabilidad de la humanidad.
- La muerte de Jesucristo, el encarnado, como la única y todo suficiente propiciación por el pecado.
- La resurrección corporal de nuestro Señor Jesucristo.
- El Espíritu Santo como el agente único en la regeneración, que vive en el creyente y le santifica.
- La inspiración divina y la infalibilidad de las Escrituras como fueron dadas al principio y su autoridad suficiente en materia de fe y conducta.
- La expectación del regreso personal del Señor Jesucristo.
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